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Alejandro Monreal nos presenta su novela “El camino inesperado”

Tiempo de lectura: 9 minutos

Alejandro Monreal Landete nos presenta un coming of age en el que, a través de las vivencias de su protagonista, navegamos por temas como el autodescubrimiento, la vida en el medio rural, la diversidad funcional o la inmigración, ambientada en una aldea de Castilla La Mancha.

A lo largo de sus páginas nos adentramos en el proceso de rehabilitación física de Eloy pero, también, en su proceso de cura y aprendizaje emocional. Poco a poco, Eloy va descubriendo su lugar en el mundo, un mundo que le asusta, pero que también le atrae de manera inevitable. Y es aquí donde el  autor se esfuerza por hacerlo de una manera cercana y sencilla; con un tratamiento realista y con diálogos naturales, huyendo de los estereotipos y los dramas forzados. 

Hablamos con el autor albaceteño sobre su novela, que está disponible en Amazon.

¿Qué te motivó a escribir esta novela?

Creo que un cúmulo de cosas. Sobre todo, quizá, que sea el tipo de historias que a mi yo adolescente le hubiera gustado encontrar en su día. Quería contar una historia cercana y a la vez diferente.

Alejandro Monreal Landete, autor de “El Camino Inesperado / Alejandro Monreal

Se trata de una novela que, en un principio, se ideó como guión cinematográfico. ¿Cómo ha sido ese proceso?

Pues ha sido un proceso largo, más de lo que me hubiera gustado, aunque creo que necesario. Como bien dices, esta historia nació como un guion que, además, cuando estaba acabando una versión inicial tuve un problema con disco duro de mi PC y la hizo desaparecer. Así que tuve que volver a ponerme manos a la obra. Estuve a punto de abandonarla, sin embargo, a día de hoy creo que le vino bien que esa primera versión desapareciera. Luego, a medida que la iba escribiendo tuve la ayuda de un amigo director, Pablo Malo, al que le agradezco su paciencia cada vez que le enviaba un borrador para que me diera su opinión.

Una vez «terminado» comencé a mover la historia. Lo inscribí a algún mercado de guion obteniendo muy buena valoración, sin embargo no terminaba de aparecer nadie que apostase realmente por la historia. Es complicado porque mostramos un personaje LGTB con diversidad funcional y además no pretende ser un drama, sino una historia con humor, despreocupada y con un poso bonito y parece que en España este tipo de personajes necesitan revolcarse en el sufrimiento. Como decía mi antiguo tutor, Michel Gaztambide: hay personajes e historias que solo son aceptados desde la «pornomiseria». No obstante, como siempre había creído en esta historia decidí novelarla y ahí empezó otro periplo de llamar a puertas, de puertas que no se abrían, de propuestas regulares, de peticiones de cambios en tal o cual sentido. Así que, finalmente, la autoedité. Un salto al vacío.

En “El camino inesperado” te centras en el aspecto emocional de los personajes ¿crees que, en la mayoría de novelas LGTBI, el aspecto físico cobra demasiada importancia?

Totalmente. Pero como casi todas las producciones que están ideadas para ser consumidas en masa. El tema de las portadas de las novelas ya te dice mucho. He hablado con autores y autoras que han tenido problemas con sus editoriales porque tenían una idea para las portadas y la editorial les había puesto a un tipo marcando abdominales o una chica con escotazo. Que, ojo, me parece estupendo si lo que se va a contar es eso, pero una historia como esta me parecería absurdo poner algo así. Y creo que al leer, incluso nosotros  tendemos a idealizar a los personajes. Proyectamos nuestros deseos en lo que estamos leyendo y, claro, la vida es otra cosa. 

“Los seres humanos se componen de muchas capas y quedarnos en una sola de ellas para representarnos como personajes los convierte en una realidad que es falsa desde su planteamiento”

La diversidad funcional no está visibilizada en nuestro colectivo. ¿Qué te llevó a que esta diversidad tuviera peso en la novela?

Principalmente el haber pasado por ahí. El nacer con una malformación que, finalmente, los médicos de la sanidad pública pudieron corregir. Eso me ha dado mucho que pensar durante mis años de adolescente, en los que yo pude caminar o hacer deporte, pero de la misma manera podría haberme quedado en una silla de ruedas, haber tenido que ir con muletas o incluso haber perdido las piernas por complicaciones en alguna operación. Los seres humanos se componen de muchas capas y creo que quedarnos en una sola de ellas para representarnos como personajes los convierte en una realidad que es falsa desde su planteamiento.

Los personajes de esta novela viven en una pequeña aldea de la Mancha. ¿Qué te impulsó a que “El camino inesperado” esté ambientada en un entorno rural?

Pues el haber vivido en esos mismos entornos. Yo soy natural de Hellín, que es una pequeña ciudad albaceteña de unos 30.000 habitantes, pero he pasado mucho tiempo en un aldea próxima llamada Sierra, que pertenece a Tobarra. Si imaginamos que Hellín es el segundo municipio con más habitantes de la provincia pues te puedes hacer una idea de la despoblación general. Normalmente, cuando vemos las series o leemos los libros, todo pasa en las grandes capitales: en Nueva York, Londres, París, Madrid, Barcelona, Roma… Pero es que en los pueblos también pasan cosas. También hay personas LGTB. Esos entornos también tienen historias que contar y no solo son historias de venganzas familiares por las tierras, de crímenes sangrientos o parodias que convierten a sus habitantes en objetos de los que reírse. Hay tradiciones que se pierden, modos de vida que se desvirtúan y lugares con su propia idiosincrasia que deberíamos conservar. No sólo lo urbano, y casi siempre anglosajón, sirve para contar historias LGTB. 

Tú has vivido en un pueblo ¿Qué le dirías a les jóvenes LGTBI que como Eloy, David o Gabriel, viven en un entorno rural?

Les diría que no desesperen. Que, si lo necesitan, busquen a su alrededor un apoyo que seguro que lo hay. Que sean conscientes de vivir su vida, porque es algo obvio que solo hay una pero, a veces, tendemos a olvidarlo. Si bien, creo que las cosas desde que yo fui adolescente hasta ahora han cambiado, no sé si tanto como es necesario. Ahora nos creemos que todos somos muy modernos y tolerantes y me encuentro con gente que, a día de hoy, no apunta a sus hijos varones a ballet por si se vuelven homosexuales. 

¿Qué hay de ti en las páginas del libro y en los personajes?

No  hay vivencias en sí, pero sí pensamientos, sentimientos, reflexiones, maneras de hablar. También hay un cierto reconocimiento en Eloy, David y Gabriel. Como si cada uno de ellos fuera un «yo» diferente en mi linea temporal. 

En la novela asistimos a un momento crucial en la vida de las personas LGTBI: el momento de descubrir nuestra orientación, aceptarla y enfrentarnos, tal y como somos, a nuestra familia. ¿Cómo fue tu proceso?

Pues fue lento y bastante tardío. Hasta que no me marché a la universidad no fui capaz de ver qué estaba ocurriendo. Lo típico que sabes que algo es diferente pero te empeñas en no ver. Lo achacas a cualquier cosa antes que ser consciente de lo que realmente pasa. Quizá, el punto de inflexión, fue ver a mi abuelo, que era un tipo tan peculiar como el abuelo de Eloy, en la cama a punto de dejarnos. Desde allí me dijo: «vive lo que puedas ahora que luego mira». Y le hice caso. Además me gustó tanto aquellas palabras que quise dejarlas de alguna manera en la historia de Eloy. De hecho la historia de sus abuelos tiene un poco de los míos.

El camino inesperado” trata, también, sobre el primer amor adolescente a través del personaje de Eloy. ¿Crees que es diferente cuando se vive este despertar del amor en una aldea o pueblo frente a una urbe?

Creo que es más fácil en la ciudad. Primero, porque el entorno, simplemente por variedad y mezcla de gente, debería ser mucho más abierto, aunque no siempre es así. Segundo, que si estamos en esos momentos de autodescrubimiento y queremos mantenerlo oculto, por el motivo que sea, es mucho más sencillo. Y tercero, que por estadística es mucho más fácil encontrar alguien afín. Ahora bien, también creo que aquel que lo encuentra, o lo vive, en un entorno rural en plena libertad tiene en sus manos disfrutar de una pasada de historia. Porque, siendo sinceros, no es lo mismo quedar con la persona que te gusta en un Starbucks que a la orilla de un río al atardecer. Aunque esto ya es totalmente gusto personal. 

Tu novela también trata la inmigración a través de dos personajes.

Es que la inmigración, como las personas LGTBI o las personas con algún tipo de discapacidad están presentes a nuestro alrededor, todo el rato y en todas partes. Yo quería presentar, sin intentar dar lecciones de nada, a estos dos personajes en busca de una vida mejor y como son vistos de diferente manera por la gente que los rodea. 

La literatura juvenil LGTBI es muy importante. ¿Cómo puede ayudar a los adolescentes?

En primer lugar, normalizando. Haciéndoles saber que hay gente como ellos, que sienten las mismas emociones, tienen las mismas dudas y miedos. Escucho a veces que la cultura ya se está pasando de meter minorías con calzador. Cosa curiosa que meten a las mujeres como minoría, siendo la mayoría de la población. Igual pasa con las personas que no son blancas al estilo anglosajón. Pero hablando, en este caso, de las personas LGTBI, es que llevamos siglos siendo borrados sistemáticamente. Incluso cuando hacen un biopic  de un personaje LGTB se pasa de puntillas por la cuestión de la sexualidad. Si a ese personaje le ponen una pareja de sexo opuesto está todo bien, aunque históricamente sea falso, pero si nos ceñimos a la realidad es «vaya, ya están metiendo lo LGTB con calzador». Yo iba a un colegio de curas, y había un profesor que te contaba las cosas tal cual, da igual lo que fuera y nos contó la historia de Alejandro Magno y de sus amantes y al hacerlo, algo dentro de mí se removía. Por aquel entonces no lo sabía pero sentía que ahí, en ese personaje, había algo con lo que me identificaba. Y evidentemente no era por lo de conquistador de territorios. 

Y esto nos lleva a la otra función, la de crear referentes. Porque cuando se ha representado la persona homosexual, bi, etc… ha sido siempre o desde un punto de vista cómico o desde la tragedia. Pues también es necesario hacer ver a los/las adolescentes que la vida no terminará por convertirlos en un hazmerreír para el resto de sus días ni tampoco en almas atormentadas, castigadas con las sietes plagas y con un final trágico. Se puede ser LGTB y llevar una vida plena, tener una profesión, formar una familia… o hacer lo que te de la gana

Eloy tiene un primer contacto con las Redes Sociales de citas. ¿Crees que los adolescentes están preparados para tener un perfil en ellas?

Creo que no, y menos ahora. Yo, admito, que las utilicé en su día, hace más de veinte años, con la única intención de hablar con alguien que me ayudara a aclarar mis dudas. He de reconocer que tuve mucha suerte porque hablé con gente que estaba en la misma situación que yo y que me ayudó. Pero hoy día todo parece más extremo, no se busca una relación humana, sino satisfacer una necesidad de manera inmediata y eso, siendo adolescente, no creo que sea muy fácil de gestionar y de crear modelos de conducta en el tiempo. No digo que esté mal, sino que tienes que tener un grado de madurez para no caer en relaciones tóxicas que no creo que los adolescentes posean. Por no hablar ya de los perfiles falsos que buscan fotos, chantajes, etc…

¿A qué personas recomendarías la lectura de la novela?

¡Qué difícil! Pues a quien quiera o necesite, como dijo mi correctora, Cintia Fernández,«tener calentito el corazón». Al adolescente que tenga dudas sobre qué le está pasando y quiera encontrar una historia con algo de luz. A los padres que crean que su hijo está pasando por un proceso de autodescubrimiento y quieran entenderlo un poco mejor. En definitiva, a todo aquel que quiera pasar un rato agradable leyendo una historia que nace sin pretensiones, pero sí con ganas de mostrar un pedazo vida de alguien sobre quien no se suele escribir. 

Has escrito y dirigido cortometrajes. De hecho, actualmente trabajas en el desarrollo de la nueva película de los estudios Core Animation. ¿Cómo ves la representación actual de los personajes LGTBI+ en el cine y en las series?

Sí, ahora estoy trabajando para Core en la producción de una nueva película que, curiosamente, tiene un personaje con una discapacidad severa. Algo que me encanta, porque tampoco este colectivo tiene mucha representación y creo que es muy necesario.  Y, aunque creo que en general se ha avanzado mucho en la representación de minorías, creo que falta aún camino. El día que un padre o madre no se plantee el si debe llevar a un niño o no al cine para ver una película porque aparece un personaje LGTBI, ese día habremos tocado techo. Porque significará la plena aceptación. Porque, a día de hoy, se ha puesto de moda la frase de que se intenta adoctrinar a los niños en lo LGTB, por el simple hecho de que de diez personajes uno pertenezca al colectivo. Pues si miramos al mundo, en números estadísticos, lo mismo debería haber alguno más.

¿Llegaremos a ver la historia de Eloy, el protagonista de la novela, en la gran pantalla?

Ojalá, pero está complicado. Aunque, ahora mismo, con que llegue al mayor número de lectores posible, me doy con un canto en los dientes. Yo no bajo los brazos, y sigo teniendo ganas de moverlo, pero bueno, veremos qué nos depara el futuro.

¿Qué camino tienes en estos momentos por delante? ¿Te llevará ese camino escribir una nueva novela?

Espero que sí. Inventarme historias ha sido mi mayor entretenimiento desde que tengo recuerdo. He tardado bastante en animarme a plasmarlas pero siempre me ha gustado el proceso de generara un mundo, un contexto, unos personajes, incluso un idioma. A día de hoy tengo varias historias a medias que me gustaría continuar. Algunos en formato guion y otros como cuentos o novelas. Lo que me pasa a veces es que tengo tantos frentes a los que atender que me bloqueo, pero no quiero tardar mucho en retomar una historia sobre un investigador de lo paranormal. Eso sí, en todas ellas, hay personajes diversos.

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"¿Qué nos va a pasar?", de Jorge Bastante: un viaje de autodescubrimiento en su primera novela.
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